La Atención Plena tiene su razón de ser en sus importantes beneficios sobre la salud y el bienestar psico-físico que de ella se derivan, motivo por el que su práctica es cada vez más utilizada tanto en contextos de intervención psicológica como en contextos educativos o de aprendizaje.
Esta práctica de meditación consciente tiene sus raíces en Asia, inspirada en religiones como el budismo e hinduismo. El motivo por el que se introduce en nuestra cultura reside más en los beneficios sobre la salud (física, mental y emocional) que con ella se adquieren que en tradiciones religiosas y creencias asociadas a la fe.
Regular nuestro foco atencional y hacer que este se oriente hacia el estado presente es el objetivo de la Atención Plena. De esta manera, se pretende que el individuo tome plena consciencia del aquí y ahora, desarrollando así ciertas actitudes positivas en relación con nuestro estado mental y emocional, llegando a controlarlos desde la libertad, el conocimiento en uno mismo y la aceptación.
Algunos de los beneficios que se han reportado de esta práctica son: ayuda a controlar el estrés y la ansiedad, acaba con los problemas de insomnio, protege el cerebro ante la vejez, acrecienta la capacidad de concentración, desarrolla la inteligencia emocional, mejora las relaciones interpersonales, favorece la creatividad y mejora la memoria de trabajo.
La respiración es un buen indicador de nuestro estado emocional y mental. Utilizamos frases haciendo alusión a su importancia: “me he quedado sin aliento”, “necesito espacio para respirar”, “estoy agobiada, necesito un respiro”, etc., pero rara vez nos paramos a observarla.
Respirar es usualmente una acción automática (cada día tomamos entre 20.000 y 30.000 respiros sin ni siquiera darnos cuenta de ellos). Es nuestro cerebro quien dedica energía para hacerlo de forma automática para que nosotros no tengamos que dedicar atención en ello, ya que todo nuestro cuerpo está lleno de sensores que emiten señales al cerebro para ajustar la respiración y responder a las necesidades de oxígeno en cualquier momento (ej.: subir unas escaleras).
No obstante, lo que muchos de nosotros desconocemos es que tenemos la habilidad de tomar control sobre nuestra respiración. Y cuando esto ocurre, comenzamos a tomar consciencia sobre nuestro cuerpo y pensamientos. Es esta habilidad la que pretende enseñar la Atención Plena, mediante técnicas de respiración e higiene postural.
Si estás interesado en conocer más sobre esta práctica, contacta con nosotras. Desde el CEI València estaremos encantadas de atenderte y ofrecerte las herramientas necesarias para cubrir tus necesidades, curiosidades e inquietudes. Además, el sábado, 1 de febrero tendremos un completísimo taller de Atención Plena. Puedes encontrar más información pinchando aquí.