Julio ya está aquí. Llegan las vacaciones, las escapadas, trasnochar… y con ellos los cambios de rutina, las nuevas situaciones y personas, la elevación de la ansiedad y las rabietas.
El verano es una época maravillosa, que aporta a los niños y niñas un momento de descanso y crecimiento, donde pueden asimilar todo lo aprendido durante el curso.
Hay niñas y niños que estos cambios de rutina los aceptan con naturalidad, e incluso disfrutan de cada novedad, pero hay otros/as, a los/as que les supone cierta ansiedad e, incluso a veces, puede acabar en rabieta. Con un poco de ayuda podemos hacer que las nuevas situaciones y rutinas no sean un problema.
Es un punto que siempre repetimos con insistencia. La anticipación es la clave para rebajar la ansiedad, para favorecer la transición entre actividades, trabajando la previsión y la flexibilidad. Por horas, días y semanas podemos organizarlas según lo necesite cada persona.
Seguramente algunos/as de nuestros niños/as solo necesiten una agenda semanal, sin refuerzos visuales, para poder anticipar las cosas, mientras que otros/as necesitarán una agenda por rutinas, con información detallada de dónde está la mamá o el papá en cada momento, quién es su figura de referencia en cada sitio o qué va a comer.
Es importante intentar contestar a las preguntas básicas: ¿A dónde vamos?, ¿cuándo?, ¿con quién?, ¿cómo vamos?, ¿qué vamos a hacer allí? Ya sea de forma visual, mediante pictos o fotografías o por escrito para los más lectores.
¿Pero tenemos que anticiparlo todo? La respuesta es: DEPENDE, sobre todo, de nuestro niño o niña. Para aclararnos podemos dividir los cambios en tres tipos:
Encontrar un momento al final del día para repasar el horario del siguiente nos puede ayudar a reducir la ansiedad y facilitar el día a día.
El verano es momento de disfrutar, y aunque tengamos que dedicar un tiempo extra, podemos hacer las cosas más fáciles para las niñas y los niños al tiempo que estamos trabajando la flexibilidad de manera orgánica.
Estos cambios de rutina pueden ser difíciles y pueden provocar muchas frustraciones por parte de todos/as, pero, con sus adecuadas anticipaciones, estamos logrando flexibilizar y aumentar la tolerancia del niño o la niña a cada paso. Además, son actividades mucho más divertidas que ir al cole y la motivación suele ser la clave.