CELOS ENTRE HERMANOS
¿Cómo podemos gestionarlos?

Los celos entre hermanos siempre han representado un quebradero de cabeza para todas las familias. Desde el primer momento en que conocemos la noticia del nuevo embarazo nos preguntamos, ¿como lo llevará su hermano/a?, ¿sentirá celos o se harán inseparables?

Superado este primer momento, lidiar con diferentes situaciones en la vida diaria de las familias se hace muchas veces cuesta arriba, ¿estaré dejando de lado al/la hermano/a mayor?, ¿hay que tratarlos de forma diferente o no? Vamos a intentar resolver alguna de estas cuestiones a continuación.

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Como comentamos, la llegada a casa de un/a hermanito/a es una noticia que a todos nos llena de alegría, a la vez que nos suele generar mucha incertidumbre, entre otras cuestiones, por la vivencia del/a hermano/a mayor. Según Rosa Jove, la llegada de un/a nuevo/a integrante a la familia supone una situación para el primer progenitor que se asemeja a un trastorno adaptativo, más que a los que entendemos por “celotipia” en el mundo adulto. Es decir, los celos entre hermanos serán una reacción adaptativa a un cambio que llega a casa. Lo más probable es que aparezcan, ya que se dan en el 90% de los casos, aunque esto va a depender de varios factores, como la edad que separe a los hermanos y si se trata del primer o segundo hermano.

HAN COMENZADO LOS CELOS ¿QUÉ HAGO?

¿Qué podemos hacer cuando los mayores no viven la llegada del/a hermanito/a como el “gran regalo”?

  • Validar sus sentimientos. Los adultos tendemos a “anestesiar” las vivencias de los/as hermanos/as mayores, con frases del estilo “ya verás que no es nada”, “no es para tanto” etc. Validar significa conectar con la emoción del/a niño/a que tenemos delante, adaptándonos a su edad y capacidad de comprensión. No será lo mismo validar los sentimientos de un niño de 2 años que le ha quitado un juguete a su hermanito de forma brusca (Ejemplo: »Entiendo que estés enfadado, te ha quitado el juguete con el que estabas jugando ¿qué te parece si la próxima vez lo hacemos más despacio?») que los de un niño de 7 a los que el hermanito le ha truncado sus ansiadas vacaciones (Ejemplo: »Tenías muchas ganas de ir a esa excursión, ¿qué te parece si nos ayudas a pensar otros planes divertidos?»).

  • No realices cambios bruscos ante la llegada de un nuevo bebé, como cambiarlo de habitación por dicho motivo o iniciar un destete.

  • La cuestión de dedicar más tiempo a solas suele generar controversia. Por un lado, el hermano mayor va a poder sentir ese “monopolio” que sentía anteriormente de la llegada de su hermanito, aunque por otro puede percibir que, si a él le estamos dando un trato diferenciado o privilegiado, tal vez se lo estemos dando también al bebé. Por lo tanto, no debemos tratarlos por igual, sino ajustándonos a sus características y necesidades. Lo que sí podemos hacer es ofrecer las mismas oportunidades y aprovechar estas oportunidades para conectar con nuestro/a hijo/a mayor: “Entiendo que estés triste, últimamente tengo que pasar mas tiempo con el bebé porque es más pequeño, a mi también me fastidiaría, te entiendo ”.

  • Algunos cuentos nos servirán de ayuda, como pueden ser “Tu y yo, el cuento mas bonito del mundo”, “¡Hermanos!”, “Uno más”, “Las cosas cambian, Billy”, “Dentro de nuestra mamá”, “El rey de la casa”, “Baby pop” o “Gigantísima”. Todos ellos abordan los celos entre hermanos con historias de fácil comprensión para el/la hermano/a mayor.

 

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EL BEBÉ DEJA DE SER BEBÉ PERO LOS CELOS ENTRE HERMANOS PERMANECEN

Una vez pasada esa transición, en todos los hogares solemos encontrar conflictos asociados a los celos entre hermanos. Ya no hablamos de un bebé y un hermano mayor, sino de dos o más hermanos/as uno de los cuales ya no es tan dependiente como lo pueda ser un bebé. Algunos consejos para sobrellevar estas situaciones podrían ser:

  • Nunca debemos comparar a un hermano con otro, y tampoco con otros familiares (“mira tu hermano que bien lo hace”, “¿has visto? tu primo se pone los zapatos solo, sin ayuda”). También conviene evitar los comentarios que realizamos a terceros, sobretodo cuando estos se realizan delante de los/as niños/as. Comparar nunca nos va a ser útil porque vamos a generar sentimientos contrarios a los que pretendemos: frustración, rabia e, incluso, más celos entre hermanos. Además, hemos de ser conscientes que estas comparaciones que los adultos realizamos, tanto positivas como negativas, serán una de las causas de la rivalidad entre hermanos/as.

  • Ante los conflictos, los adultos siempre debemos moderar la puesta en marcha de soluciones, siempre interpelando a la capacidad de reflexión y la calma. Por ejemplo, herramientas como el Rincón de la Paz o las Reuniones Familiares.

  • Es muy importante permitir la expresión de todo tipo de emociones, también las negativas. Los/as niños/as necesitan ser comprendidos/as y sentirse escuchados/as, y esto incluye poder expresar aquellas emociones que no son positivas.

Sabemos que los celos entre hermanos son algo normal en la propia relación, por lo que no debemos percibirlo como un problema o fracaso en nuestra crianza, aunque sí ser conscientes e intentar abordarlo de la forma mas constructiva y respetuosa posible. Sabemos que las riñas, culpabilidades o castigos no ayudarán en ningún caso, sino que empeorarán este aspecto.

Empatía, mucha paciencia y enfocarnos en los aspectos positivos de la situación, serán imprescindibles para abordar los celos infantiles.

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