DISCIPLINA POSITIVA: CÓMO SER AMABLE Y FIRME.

La disciplina positiva se entiende como la enseñanza que ayuda a entender la conducta inadecuada de los/las niños/as o adolescentes, promueve actitudes positivas hacia ellos y les enseña a tener buena conducta, responsabilidad y destrezas interpersonales por medio del uso de los principios de generosidad, estímulo y respeto mutuo. La disciplina positiva brinda a los padres las herramientas para guiar a sus hijos en forma positiva y efectiva. 

Es preciso el uso de la firmeza con dignidad y respeto. El/la niño/a o el adolescente pronto aprende que su comportamiento no dará los resultados que espera y entonces se sentirá más motivado a cambiar su conducta. 

Debemos comprender que los/las niños/as y adolescentes se sienten más deseosos de cumplir una regla cuando ellos mismos han ayudado a establecerla. 

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Causas por las que los/las hijos/as pueden desobedecer

  • Llamada de atención. Los/las hijos/as demandan mucho tiempo, tiempo del que a veces no disponemos y ante esto, reaccionan de diversas maneras para obtener lo que desean. Una de ellas es desobedecer. La desobediencia hacia los adultos es una poderosa arma para llamar la atención. 
  • No establecer límites claros. Puede que haya límites instaurados, pero no son claros (han de ser claros teniendo en cuenta su edad de desarrollo). Cuando los padres no tienen fundamentos de los límites que establecen, los/las niños/as y adolescentes saben que mediante una discusión, un enfado o el llanto, los padres accederán a su pedido. 
  • Pocos límites. Cuando los límites no están instaurados, “todo o casi todo” está permitido. Sin límites los hijos e hijas quedan desprotegidos, no se sienten queridos y tienen la responsabilidad de tomar sus propias decisiones. En este caso la desobediencia lleva en sí un pedido a los padres de que les pongan límites que los guíen y los contengan. Debemos tener en cuenta que hay determinadas decisiones que solo se pueden tomar en determinadas edades. 
  • Exceso de límites. En estos casos, los límites son muy inflexibles y “casi todo” está prohibido. Ante esto l@s niñ@s y adolescentes pueden responder con la desobediencia constante. Los adolescentes perciben cualquier norma como represiva de su libertad. Es importante dar lugar a una cierta negociación. 

Cómo aplicar la disciplina de manera adecuada

  • Comunicar los límites. Esto se debe hacer cuando hay discordancia. Hay que encontrar tiempo para hablar sobre ello y establecer claramente cuál es el límite o la norma, pero en un momento de calma, no en el momento de enfado o riña.
  • Permitir que su hijo/a dé su opinión. Si permitimos que ayude a definir las reglas, es más probable que las obedezca. Es posible que tenga que hacer algunas concesiones. Esto está bien porque, después de un tiempo, si la norma no funciona, se puede cambiar. 
  • Ser coherente. Si la norma es que no puede usar el móvil o jugar hasta que haga los deberes, entonces debe ser así todos los días que hay clase. Es posible que los padres no siempre estén de humor como para hacer valer los límites, esta es una de las razones por las cuales ser padre o madre es tan difícil. Una vez que l@s hij@s entiendan que su padre y/o madre hará valer el límite, aunque esté cansado, dejaran de probar ese límite. 
  • Ser justo. Si hay algo que hace sentir que la norma se debe cambiar o modificar, se debe esperar hasta pensarlo bien y poder hablarlo entre todos. 
  • No olvidar sus valores y los nuestros. Los valores nos hacen ser lo que somos, así que es importante que el/la niño/a aprenda esos valores cuando se establezcan los límites. Primero debemos tener claro cuales son nuestros valores como personas y como familia. No hay que dejarse llevar por lo que otras familias hagan y, por tanto, es importante tener una respuesta de antemano, por ejemplo: “Siento que te moleste, pero son nuestras normas”. Si ante esta respuesta el niño o adolescente responde algo como “¡Ojalá no fuera parte de esta familia!”, hay que respirar y dejarlo pasar. Esta es una reacción muy normal. Ellos prueban hasta dónde pueden llegar y tratan de molestarle cuando están probando. 

Ingredientes secretos: calidez y estructura

Cada vez que una madre o padre está frustrado, tiene la oportunidad de ser un modelo de conducta para su hijo/a. Al controlarse bien, les muestra cómo hacer frente a su propia frustración. Esto es posible a través de la práctica de la disciplina positiva: calidez y estructura. 

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Proporcionar calidez

  • Seguridad emocional y empatía.
  • Amor incondicional. 
  • Afecto demostrado física y verbalmente. 
  • Respeto por el nivel de desarrollo. 
  • Sensibilidad ante sus necesidades. 

Proporcionar estructura 

  • Directrices claras de comportamiento. 
  • Expectativas señaladas con toda precisión. 
  • Razones claramente explicadas. 
  • Apoyo para ayudar a obtener éxito. 
  • Creación de un pensamiento independiente. 
  • Negociación.

La responsabilidad como padres debe dar respuesta a estas dos necesidades: afecto incondicional bien manifestado, junto a límites y normas claras.

Querer a los hijos significa proporcionarles condiciones aptas para su desarrollo integral, darles cariño y afecto, pero también ser un referente de autoridad, ponerles límites y enseñarles a respetar los derechos de los demás, para que los hagan competentes para convivir, aprender, crear, producir y hacerse responsables de su propio futuro.

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