NIÑOS/AS Y TECNOLOGÍA
¿Cómo se puede hacer un uso correcto de las nuevas tecnologías?

Actualmente, la tecnología ha devenido casi un miembro más de la familia. Es el efecto de su uso intensivo en el trabajo, la educación y el entretenimiento.

La tecnología multimedia (televisión, ordenador, móvil, tablet…) no es mala ni buena, sólo depende del uso que se haga de ella, y para que este sea bueno necesitamos estar formados, primero como personas, y después como padres y madres, para poder formar a nuestros hijos.

infancia-y-tecnologia-ceivalenciaEn consecuencia, es importante que nuestros hijos nos vean usar la tecnología adecuadamente. Como parte del trabajo, como parte del ocio, para buscar contenidos interesantes (por ejemplo, si surge una duda, buscar definiciones o información y la compartimos en familia). Si lo utilizamos reiteradamente como válvula de escape, los niños la utilizarán de la misma manera.

Como padres y madres debemos acompañar a los niños en el uso del teléfono móvil o cualquier otro dispositivo de pantalla, enseñándoles un uso correcto que evite cualquiera de los problemas que hoy día todos conocemos.

Pero, no se trata solamente de evitar problemas puntuales (a veces muy graves), si no también el uso abusivo que es en sí mismo un problema.

Consecuencias negativas del abuso de la tecnología:

  • La espera y la paciencia se deben trabajar desde pequeños. “Ahora no te puedo atender, ahora estamos comprando, ahora toca esperar”, de esta manera se aprende la paciencia, el respeto, el control de impulsos. Si ofrecemos tecnología para que estén entretenidos y no molesten ¿cuándo van a aprender a esperar? Es nuestra labor como madres y padres atender estos tiempos de espera. Estamos creando adolescentes y adultos impulsivos ya desde bebés.

  • Momentos en los que se puede aprovechar para hablar con los pequeños/as, se rellenan con tecnología. Niños/as de todas las edades mirando tablets mientras sus padres comen en un restaurante, niños pequeños y niñas pequeñas jugando con el móvil en el metro, o mirando la tele mientras comen en casa, en lugar de hablar con sus padres. Estamos ante un problema de incomunicación.

  • El cerebro humano tiende a la ley del mínimo esfuerzo y sin lugar a duda esto va a afectar a su crecimiento psicológico y creativo (entre otros). Dar todo por hecho y ser espectador/a inhibe la imaginación. Escuchar “estoy aburrido/a” cuando no están conectados a un aparato es bastante habitual porque no han aprendido a crear, a imaginar, a jugar…

  • Promueven el sedentarismo, que puede derivar a su vez en un desarrollo motor no acorde a su edad y/o búsqueda de movimiento en momentos y lugares no adecuados, o menor gasto energético por tanto peligro de mayor obesidad.

  • Los niños y la niñas repiten conductas, frases, actitudes que ven en la tele y en los móviles, y que muchas veces no son adecuadas, van incluso en contra de nuestros valores, porque dejamos que “otros” enseñen lo correcto o incorrecto.

El problema no es el uso moderado de la tecnología, el problema es abusar de la tecnología para que el niño o la niña no moleste. Sin ánimo de dar el tema por cerrado proponemos algunas recomendaciones:

  • Los adultos deberíamos dar ejemplo con un buen uso de los dispositivos. Como norma básica, sería positivo apagar los aparatos mientras no se usan (la televisión) o durante los momentos familiares (comidas, cenas, momentos familiares etc..).

  • Hay que tener un plan consensuado (no improvisar) respecto al uso y un control adecuado de los contenidos:

    • Deberíamos dar prioridad a los contenidos educativos y adaptados a la edad del niño/a (los dibujos animados sin una adecuada selección pueden no ser adecuados).

    • Es importante, también, enseñar a reconocer y cuestionar los mensajes publicitarios y contenidos problemáticos (violencia y sexismo, entre otros).

  • En cuanto a tiempos de uso de pantallas. Nada de consumo antes de los 2 años. Una hora al día, como máximo, para los niños de entre 2 y 5 años. Y siempre, a cualquier edad, evitar su uso una hora antes de ir a la cama.

Educar no significa hacer lo que todos hacen, significa tener un plan para nuestros hijos, significa saber qué tipo de persona queremos ayudar a construir. Estamos poniendo las bases desde el mismo momento de su nacimiento.

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