LA EVOLUCIÓN DEL JUEGO

El juego es el principal instrumento del que dispone el/la niño/a para entrar en contacto con el mundo. No sólo constituye la actividad con la que el/la niño/a ocupa su tiempo libre, sino que también es el medio a través del cual se desarrolla en todas las áreas: física, cognitiva, emocional y social; se pone en relación con los otros, exterioriza sus emociones, comienza a interiorizar normas sociales y, en definitiva, genera un aprendizaje.

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Aunque al inicio el juego del niño o de la niña proviene del exterior, nos cogen, nos hacen caras o caricias, pronto empezamos a ser un elemento activo en la búsqueda de estímulos. Como podemos notar, en los primeros años el juego se basa en lo sensoriomotor: sentir, tocar, escuchar y ver.

A partir de los dos años aparece el juego simbólico, el/la niño/a comienza a interpretar el mundo y sus símbolos. Aparece la capacidad del lenguaje y la capacidad de fingir. El juego ya no está limitado por la realidad.

Un poco más adelante, con 5 años tenemos los juegos de reglas. Juegos organizados donde debemos seguir varias instrucciones. Suelen ser en grupo, aunque pueden ser en solitario, y nos ayuda a integrar conceptos de secuenciación, cooperación y competición.

Con esto aparece el juego social, que implica que los niños interactúen entre sí, cooperando para crear su propio juego con una realidad propia, con sus normas y roles.

TROCITOS DE ESTE APRENDIZAJE

APRENDIZAJE FÍSICO

Pocos meses después de nacer el bebé ya empieza a tener cierto control sobre su propio cuerpo. Alrededor del año, el niño o niña comienza a moverse, gatea, se mantiene de pie, anda, corre, salta… y cada una de estas etapas es necesaria. Para que corra es necesario que haya andado, y para andar es conveniente gatear.

Vemos como su cuerpo se convierte en una herramienta privilegiada para aprender a pensar, como todo es nuevo, el niño se encuentra en un constante aprendizaje: ¿cómo tengo que poner las piernas para columpiarme yo solo? ¿con qué fuerza debo chutar la pelota para pasarsela a mi compañero? ¿cómo debo mover mi cuerpo si quiero hacer equilibrios sobre ese muro?

Cualquier cosa que fomente su movimiento de forma segura será un buen juguete:

  • Cuando son pequeños una manta extendida en el suelo y varios juguetes a su alcance son suficientes para que se volteen, arrastren y disfruten.
  • Cuando empiezan a gatear o andar necesitaremos mucho espacio y estímulos a la altura de sus ojos.
  • De más mayores, espacios abiertos como el campo, el parque de su barrio o el patio del cole son sitios inmejorables.

LA IMAGINACIÓN

Durante su segundo año de vida el niño/a adquiere la capacidad de representar, que le permite salir del aquí-ahora.

Ahora puede decir lo que ha hecho o lo que va a hacer, imitar algo que ha visto que no está presente, dibujarlo, y especialmente importante «jugar a hacer como si fuera….»

En este juego desarrolla una capacidad intelectual fundamental del ser humano: la de dar a un objeto un significado distinto del propio en función de semejanzas cada vez menores. Además, este tipo de juego le va a introducir en la sociedad; a través de él descubrirá realidades, algunas cercanas como cocinar y otras muy lejanas como la selva amazónica. Por último, el fingir ser algo diferente a lo que es le permite «jugar» con sus preocupaciones, expresarlas y buscar soluciones que luego pondrá en práctica.

Sus mejores amigos serán los juguetes. Con ellos y pocas cosas más, inventará sus mejores aventuras y se entrenará en las habilidades de cooperación y negociación. Cualquier cosa se puede convertir en cualquier otra, pero podemos ayudarle con juguetes que representen oficios, cuentos que alimenten su imaginación o disfraces. Recuerda siempre que los juguetes constituyen un mundo mágico y maravilloso, pero tu hijo o hija te agradecerá aún más si lo comparte contigo.

LENGUAJE Y DIBUJO

Junto al juego simbólico se encuentran el lenguaje y el dibujo.

Pintar es un auténtico placer y es el entrenamiento de una  de las actividades más importantes del ser humano, la escritura. En un primer momento se centrarán en los colores, en las formas simples y poco a poco aparecerán representaciones de la realidad cada vez más completas. Los materiales que utilicen en sus inicios deben dar fruto con muy poco esfuerzo.

Para el dibujo deja que comience utilizando su mano a modo de herramienta, luego puede usar brochas y gruesos pinceles para pintar con témpera o acuarela líquida, luego vienen las pinturas de cera, los rotuladores gruesos y por último rotuladores finos y lápices de color. Papeles grandes, una pizarra y papel en la pared donde el niño/a pueda pintar libremente, serán el soporte ideal.

Por otro lado, el lenguaje se desarrolla en dos de los juegos preferidos por niñas y niños: cantar y contar. Las canciones y los cuentos son divertidos y desafiantes, aumentan su vocabulario y trabajan su imaginación. Aquí tienes una selección de cuentos de 0 a 7 años.  Y aquí te recomendamos qué tipo de cuentos son los más adecuados según la edad de tu peque.

Saber qué viene después, y acertarlo, les da una importante sensación de control sobre el mundo. Por esto nos piden que el cuento se mantenga (¡no, así no es!). Pero para saber que va a pasar antes deben haber oído el cuento muchas, muchas veces. Aunque a nosotros nos pueda parecer aburrido, si el niño o la niña lo pide es que lo necesita escuchar de nuevo. Y recordad que nada mecánico puede sustituir en un primer momento a la voz humana.

El cantar comienza con rimas y canciones muy sencillas. Temas cercanos a la realidad del niño, de letra fácil; debemos preocuparnos siempre del mensaje que estamos transmitiendo, son letras que posiblemente recuerden durante mucho tiempo.

CONSTRUCCIONES

Mediante las construcciones niñas y niños se introducen en el emocionante mundo de la matemática.

Jugar con el espacio es una tentación incluso para los adultos. Muchas veces las construcciones forman el escenario de emocionantes juegos simbólicos. Otras la emoción de la construcción por sí misma envuelve al niño. En su actividad clasificará piezas, realizará series, medirá, … En un primer momento grandes bloques de goma espuma pueden colmar las aspiraciones constructoras de un niño; a los dos años pueden disfrutar con grandes construcciones de madera, el mejor material y más resistente.

Un buen puzle no puede ser muy fácil ni muy difícil, y es complicado elegir el que le «viene bien» a un niño. Además enseguida se le «quedan pequeños», una vez que se sabe hacer, ya no presenta apenas desafío. Puede que la mejor solución sea compartir con compañeros y amigos los puzles. También puedes fabricar los puzles, una figura de una revista se puede cortar en tantas piezas como tu hijo o hija pueda hacer en ese momento.

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JUEGO Y EDAD

Lo expuesto a continuación son las características generales de los niños y sus juegos. Siempre habrá que valorar la singularidad de cada pesona y dar una especial importancia al nivel madurativo y no a su edad cronológica.

0 a 6 MESES

La época del descubrimiento. Tomamos conciencia de nuestro cuerpo, del entorno; la boca es una fuente de exploración infalible y los colores brillantes y las caras conocidas nos llaman mucho la atención.

En esta época los mejores juguetes son aquellos que estimulan nuestros sentidos: mordedores, peluches de texturas, juguetes que al interaccionar con ellos emiten música y por encima de todo los adultos: cantan, hablan, nos lanzan y acunan y nos muestran el mundo a través del afecto, formando una base segura desde la cual salir a explorar más adelante

DE 6 A 12 MESES

Aquí empezamos a ser un poco más activos, arrastres, gateos y pasos aparecen en los siguientes meses. Nos reconocemos a nosotros mismos, recordamos acontecimientos y formamos conceptos simples. La exploración va a ser intensa, y empezaremos a agitar, golpear y lanzar objetos, somos curiosos y queremos saber como funciona el mundo que nos rodea.

Es la etapa del movimiento y de la exploración del entorno, los juguetes que más nos pueden ayudar son aquellos que inviten a recorrer el espacio y que permitan relacionar hechos y estimular la imitación: alfombras de actividad; objetos que se muevan, como las pelotas; encajables y cubos de construcción grandes y como siempre los adultos que nos van a hablar y cantar y ayudar a resolver las dificultades que surjan en nuestra exploración así como nos van a introducir en juegos más complejos.

DE 13 A 18 MESES

El momento de soltar la lengua, de imitar a los adultos y de empezar a jugar con sus iguales; aún nos va a constar un poco controlar nuestras acciones, pero empezamos a entender lo que se espera de nosotros.

Nos gustan los cuentos, las construcciones o los puzzles simples, aunque cualquier cosa empieza a ser un juguete.

Vamos a repetir muchas veces los juegos, es esencial para aprender de ellos, además nos gusta la rutina. Dos cosas van a marcar estos meses, el movimiento que debemos potenciar con juegos como el escondite, el pilla-pilla, la pelota o los columpios y la necesidad de aumentar paulatinamente los retos, tal vez el encajable de 4 piezas que hace menos de un mes se nos resistía ahora nos aburre porque se ha vuelto muy fácil; debemos prestar atención a lo que es un reto y a lo que deja de serlo.

DE 19 A 24 MESES

Estamos entrando en el juego simbólico, además cada vez más buscamos a nuestros iguales para jugar, el lenguaje mejora y somos capaces de resolver pequeños problemas sin la ayuda de un adulto.

Vamos a buscar juguetes para practicar nuestra motricidad gruesa y fina, triciclos sin pedales, columpios y toboganes y juegos como los trenes o coches con los que recorremos el pasillo 50 veces sin darnos cuenta. Para la motricidad fina podemos seguir aumentando la dificultad con las construcciones, encajables e introducir las plastilinas, por ejemplo.

Es importante dar cabida a cualquier método de expresión: cantar, bailar, contar cuentos y pintar. Por último recordar que estamos iniciandonos con el juego simbólico, cualquier cosa que nos ayude será bienvenida: una cocinita, animales de peluche, disfraces…

DE 2 A 3 AÑOS

Nuestra destreza aumenta a un ritmo vertiginoso por eso tenemos poco sentido del peligro y queremos ser independientes. Dominamos el juego simbólico, cada vez hablamos mejor y nos divierte aprender cosas nuevas.

En el juego vamos a aumentar un poco la dificultad: triciclos con pedales, objetos para lanzar, puzzles de 8 piezas o tijeras de punta redonda son nuevos retos a los que nos podemos enfrentar.

Vamos también a aumentar la dificultad narrativa de los cuentos y a poder tocar un instrumento musical con un poco de ritmo, que siempre es de agradecer. Además seguiremos centrados en nuestro juego simbólico, que cada vez es más rico y abstracto, pudiendo utilizar casi cualquier cosa como fuente de inspiración.

DE 3 A 5 AÑOS

Ya podemos estar atentos durante más tiempo, hablar por los codos y preguntar sin descanso. El juego con los amigos se ha vuelto más elaborado.

Podemos seguir pequeñas normas, pero no nos gusta perder; somos capaces de guardar turno y compartir de vez en cuando. Además estamos bastante contentos con nuestras habilidades físicas y las ponemos a prueba sin parar.

A partir de aquí no nos queda mucho por introducir, va a consistir en aumentar los retos en todas las áreas descritas. A nivel motor ya podemos empezar con patinetes, patines, triciclos y bicicletas, dependiendo de la habilidad y edad madurativa de cada uno. Para la motricidad fina lo mejor son lo legos o mecanos; dibujar con ceras y pintura de dedos; juegos para enhebrar, construir, martillear, pegatinas y plastilina.

Aumentamos la dificultad en los libros, historias cortas e ilustradas es lo que más nos va a interesar. El juego simbólico empezará a darse en grupo, ahora todos podemos ser veterinarios que curan peluches.

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DE 6 A 8 AÑOS

Aumenta nuestra curiosidad por el mundo y la gente, y somos capaces de expresar nuestros sentimientos, controlando mejor las reacciones pero aún necesitando a los adultos para regularnos.

Vamos a poder leer, dibujar, escribir y contar historias y sobre los 7 años la mayoría ya comprendemos la suma y la resta. Es la edad en que empieza el stress en el cole, donde aparece mucha información nueva que debemos integrar rápidamente, el adulto es esencial para que el niño se sienta seguro y apoyado en todo su proceso de aprendizaje.

Vamos a utilizar los juegos de siempre y aumentar su dificultad: más piezas, más normas y mayores desafíos motores e intelectuales. Podemos empezar a introducir juguetes dirigidos al aprendizaje: juegos de ciencia o tecnología, cámaras simples, telescopios… siempre en base a los deseos y preferencias del niño/a.

DE 9 A 11 AÑOS

Ya hemos crecido un poco y demandamos más independencia; somos más conscientes de nuestra conducta, tenemos más velocidad de procesamiento y nuestra capacidad de atención vuelve a dar un salto hacia delante.

Es una etapa muy marcada por nuestros iguales: aparecen los grupos de amigos, los secretos, y el buscar referencias dentro de un grupo definido.

Es un buen momento para los juegos de equipo, que nos reten a nivel motor, pero también social. Aumentamos la dificultad en las lecturas, dentro de las capacidades de cada uno y tocar un instrumento puede ser una buena idea. Los gustos de cada persona ya están suficientemente desarrollados como para poder elegir sus actividades, siempre con la supervisión de los padres.

 

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