Mientras lees este artículo fíjate en cómo estás sentado/a. Sin mirar, siente como tienes dispuestos los dedos de las manos, qué partes de tu cuerpo están en tensión y cuales relajadas, donde apoyas el peso o si tu espalda está encorvada.
Si tienes la capacidad de reconocer la posición de tu cuerpo y ajustarla a la actividad que estés realizando debes agradecérselo a tu sistema propioceptivo. La propiocepción es toda la información que recibimos a través de nuestros músculos, ligamentos y articulaciones, permitiéndonos conocer la posición de cada parte de nuestro cuerpo así como la fuerza que realizamos con las mismas y planear nuestros movimientos. Estos estímulos son más notables durante el movimiento y cuando ejercemos más fuerza; cuando estamos quietos/as las señales disminuyen en intensidad, pero seguimos siendo conscientes de nuestro cuerpo, ayudándonos, por ejemplo, a sentarnos en la posición óptima o a sostener un bolígrafo de forma correcta y con la presión adecuada.
Además, el sistema propioceptivo participa en la maduración de:
- La conciencia de nuestro cuerpo.
- El control postural.
- La cintura escapular y nuestra co-contracción.
- La disociación.
- La regulación.

QUÉ PODEMOS OBSERVAR
Cuando el registro, modulación y discriminación del sistema propioceptivo no está siendo efectivo podemos observar:
- Suelen ser niños/as “torpes”, chocan con los objetos y personas; suelen tropezarse y caerse. No conocer bien cómo se mueve tu cuerpo suele causar este tipo de problemas.
- Se les caen cosas de las manos o suelen romper los juguetes. Puede que usen más o menos fuerza de la necesaria para interactuar con objetos o personas.
- Les gusta saltar, correr, balancearse o golpear buscando un input propioceptivo más intenso.
- Puede presentar bajo tono postural: le cuesta mantener una postura por mucho tiempo, se cansa rápidamente, sus manos suelen ser “blandas” como las de un niño pequeño.
- Al tener un bajo esquema corporal tiene dificultades para realizar movimientos controlados o finos, actividades como escribir, recortar o abrochar botones le van a resultar complicados.
CÓMO TRABAJAMOS CON EL SISTEMA PROPIOCEPTIVO
Os vamos a presentar algunas formas de ofrecer este tipo de estímulos y una norma que siempre debemos recordar: hacer fuerza nos ayuda a ser más conscientes de nuestro cuerpo, si tenemos una tarea demandante que hacer, podemos usar 5 minutos para preparar esa parte del cuerpo a la que vamos a exigirle. Por ejemplo, antes de escribir
jugar con un poco de plastilina dura nos ayudará a ser más conscientes de nuestros dedos, de su posición y fuerza.

- Saltos: sobre una cama elástica, en el sofá o a la comba.
- Ejercicios de fuerza: no nos referimos a levantar pesas (aunque sería completamente válido con poco peso), juegos como la carretilla, trepar por una cuerda o un rocódromo ayudan a hacer trabajar a todos los músculos de nuestro cuerpo.
- Deportes: en general correr aporta mucha información propioceptiva y todo el ejercicio añadido a esto es un buen estímulo. Tampoco hace falta correr, deportes como el boxeo o su variante casera las guerras de cojines también son geniales.
- Tareas cotidianas: por ejemplo, ayudar a llevar la compra, cargar con la regadera llena para regar las plantas o ayudar a amasar en la cocina son cosas que precisan más fuerza de la que creemos.
- Ejercicios para manos: plastilina, jugar al calientamanos o una pelota anti-estrés, son buenas maneras de conseguir este estímulo. Para ayudar a disociar los dedos podemos jugar con marionetas de dedos y para asegurarnos que no se caen ponemos una gomita un poco apretada ya que la presión nos ayuda a sentir mejor
cada dedo.
Para identificar correctamente estos problemas y desarrollar un plan de tratamiento efectivo una Terapeuta Ocupacional formada en Integración Sensorial es nuestra mayor aliada.
