La comunicación es un proceso instintivo que permite intercambiar información y establecer un tipo de relación social con quienes nos rodean. No se trata de una propiedad exclusiva de las personas, pues todas las especies desarrollan estrategias de comunicación. Sin embargo, la comunicación humana es la más compleja de todas. El lenguaje es nuestro principal código comunicativo, y el habla la forma más común (pero no la única) de producir lenguaje y, de esta manera, comunicarnos.
Para una adquisición completa del lenguaje se han de integrar todos los niveles que lo componen: fonológico (sonidos), morfosintáctico (estructura y combinación), semántico (significado) y pragmático (contexto social). Este proceso ocurre de manera automática en el desarrollo neurotípico, sin embargo, en ocasiones, se producen variaciones en el desarrollo del lenguaje, por lo que la expresión y/o la comprensión del lenguaje pueden verse afectadas.
El Trastorno del Lenguaje es un trastorno del neurodesarrollo, por lo que los síntomas aparecen desde la infancia. Afecta exclusivamente a la adquisición y el uso del lenguaje en todas sus modalidades (hablado, escrito, lenguaje de signos…), debido a limitaciones de comprensión o producción.
El niño/a presenta: un vocabulario reducido, una estructura gramatical limitada y un discurso pobre en relación a lo esperado para su edad cronológica. Esta condición no se debe a una deficiencia auditiva, motora, cognitiva o de conducta, ni tampoco al diagnóstico de TEA (Trastorno del Espectro Autista).
Se desconoce la causa del Trastorno del Lenguaje, aunque estudios recientes sugieren que tiene un fuerte vínculo genético (del 50% al 70% de los niños y niñas con Trastorno del Lenguaje tienen al menos un familiar con este trastorno).
Tampoco existen pruebas médicas que nos permitan identificar un Trastorno del Lenguaje. Por ello, la detección se consigue mediante una valoración de las habilidades lingüísticas llevada a cabo por un profesional capacitado en esta área (logopeda, neuropsicólogo/a, psicopedagogo/a). El tipo de evaluación depende de la edad del niño o la niña y las preocupaciones que dieron origen a la evaluación. Por lo general, una evaluación incluye: observación directa del niño o la niña, entrevistas y cuestionarios para padres y maestros, evaluaciones de la capacidad de aprendizaje, y pruebas estandarizadas sobre el desempeño actual del lenguaje. Posteriormente, este mismo profesional diseñará un plan terapéutico individual.
La importancia de detectar el Trastorno del Lenguaje a una temprana edad es primordial, puesto que existe mejor pronóstico a mayor precocidad de intervención. Cuanto mayor sea la demora, mayor será su efecto cascada, es decir, mayores serán sus repercusiones, no solo en el ámbito lingüístico (correlacionando negativamente sobre las demandas académicas), sino también en el área social y emocional (aislamiento, fobia social, frustración, ansiedad, tristeza…).
Si tienes dudas sobre el correcto desarrollo de tu hijo/a en el CEI València estarmos encantados/as de atenderte y resolverlas.