AUTISMO: CREANDO CONEXIONES A TRAVÉS DEL JUEGO

El mes de abril es el mes del autismo, también conocido como TEA, transtorno del espectro autista. Un mes en el que tratamos de concienciar sobre este trastorno del neurodesarrollo que afecta a 1 de cada 160 niños/as. Cuando a una familia se le comunica el diagnóstico de autismo necesita un tiempo, de duelo, de procesamiento y de aprendizaje. El proceso de toma de conciencia es lento, a veces doloroso, pero también liberador. Luego queda un largo camino de comprensión a través del conocimiento y la imaginación. Hablamos de aprender a mirar con otros ojos la vida, nuestra vida, la vida familiar, y también aprender a mirar a través de los ojos de un hijo o un hija que, muchas veces, no procesa la información de la misma manera que nosotros/as. 

Hablamos de entender el funcionamiento de su sistema sensorial, de cómo procesa ese sistema la información y de como nuestro/a hijo/a va a reaccionar ante ciertos estímulos. Las personas con TEA suelen tener necesidades sensoriales que en las personas neurotípicas no suceden con la misma intensidad. Comprender este funcionamiento nos ayuda a comprender esos comportamientos que, en un principio, pueden parecer extraños o inquietantes y que muchos padres y madres refieren como uno de los temas más estresantes de la crianza. 

 

autismo-ceivalencia

ESTADO DE ALERTA

Los desordenes de procesamiento sensorial impactan en la regulación diaria de la persona, afectando a los estados de alerta y calma, estados que nos permiten mantener un atención adecuada al entorno, estar conectados/as y relajados/as. Esto es tan importante que, en algunos casos, la mayor parte de las interacciones con el entorno pueden llegar a ser métodos de regulación, que buscan aumentar o disminuir algún estímulo. 

Muchas veces, comportamientos como dar vueltas, taparse los ojos o los oídos, emitir sonidos repetitivos, la búsqueda de movimiento constante, evitar caricias o besos y un sin fin de conductas más, están relacionados con algún estímulo que nosotros/as no hemos detectado, pero que para ellos/as resulta estresante o, un estímulo que necesitan y buscan una y otra vez para sentirse regulados. 

Conocer los diferentes entornos y cuales son los disparadores sensoriales que favorecen la saturación, y posterior desregulación del niño/a, así como los estímulos que suele buscar de forma repetitiva, nos puede ayudar a crear un ambiente más tranquilo para él o ella, favoreciendo la conexión con el entorno. 

Mediante la observación y un poco de imaginación podemos suponer qué sensaciones le producen los estímulos que le rodean, teniendo en cuenta su reacción a estos, y así comprender mejor sus respuestas. 

CREANDO CONEXIONES 

Hemos hablado del gran impacto que la regulación sensorial puede tener en la vida de las personas con autismo y que, a veces, pueden ser un impedimento para la conexión con su entorno. Pero también pueden ser el punto de partida para una nueva conexión si sabemos como introducirnos en su actividad, y la mejor herramienta siempre será el juego. 

 

autismo-juego

 

Los/as niños/as son profesionales del juego y, aunque a veces cuesta que en la población neurodivergente este se dé de forma espontánea, podemos ser nosotros/as quienes le llevemos a un juego compartido. 

Cualquier actividad es susceptible de convertirse en un juego en manos de una persona imaginativa, pero siempre debemos recordar que debe ser a partir de sus acciones e intereses, nunca de los nuestros. Si le apetece dar vueltas, partimos de dar vueltas; no introducimos una pelota o intentamos jugar al pilla-pilla. Si partimos de nuestras ideas no vamos a generar puentes ni favorecer la regulación del niño/a. Respetemos las formas de su juego y de su interacción. 

Sabemos que puede ser muy duro intentar entrar en el juego o actividad de un/a niño/a con TEA, más si se encuentra desregulado y en búsqueda de algún estímulo concreto. Espera dos segundos y observa, ¿qué busca? ¿movimiento? ¿y cómo lo consigue? ¿Corriendo por el pasillo? Perfecto, únete a él o ella (aunque parezca que no se da cuenta) párate cuando él/ella lo haga, repite sus movimientos, aporta un discurso externo “¿ahora vamos a saltar? Que bien, un, dos, ¡tres saltos!”.

Vais a necesitar tiempo y dedicación, más cuidados y mucho trabajo para crear situaciones de juego compartido, pero las habrá. Buscad buenos profesionales en los que apoyarse, confiad en ellas/os, investigad y observad. 

Sobre todo, estad atentos, los momentos de conexión pueden encontrarse escondidos en las actividades más pequeñas.

 

Contacta!